“Sesenta y cinco modos de
jugar... Al sexo, pero sobre todo al verso”(Ángela Jiménez)
(NOGUERAS, L.R.., Hay
muchos modos de jugar. Antología poética, Madrid, Visor, 2007 (1ªed.).
El poemario
erótico de Luis Rogelio Nogueras editado en 1990, da título a esta cuidada
antología elaborada por Jesús García Sánchez, director de la Colección Visor de
poesía; sesenta y cinco textos de entre 8 trabajos que en este 2007 testimonian
la pervivencia de una sensibilidad y agudeza privilegiadas como lo fueron las
del versátil cubano.
En la elección de este vitalista ejercicio de estilo
como cabecera de un repaso a toda la trayectoria lírica del autor, percibimos
no sólo el relieve de la obra en concreto y lo mucho que ésta dice acerca de la
actitud libre, limpia (exquisito descaro) que el mismo tuvo ante la poesía,
sino un agudo “juego” con el que su editor revela qué fue la creación para
Nogueras: plurimorfismo e ingenio, nunca faltos de la más incesante
profundidad. Puro acierto, a pesar de la perpetua herida de verso que siempre
supura en una poesía combatiente a todos los niveles, incisivo
auto-re-conocimiento y desnudez retórica. En cuanto a la ideología, aunque
rotunda, late sutil, abre fuego sin que arda de muerte el verso.
Esta antología
nos permite conocer el porqué de esa luminosidad vencedora sobre la distancia
inasible entre pálpito y cadáver; su genio, particular quásar, perdura en esos
versos- antorcha que cada lector portará, si se deja, como elixir primario.
Pervive el resplandor entre compañeros y lectores anónimos, a pesar de volverse
mate cuando la memoria nos dice que Wichy y sus versos futuribles nos
abandonaron demasiado pronto, con 41 años, sepultándolo un 6 de julio de 1986
entre celulosa y tinta boquiabierta, descenso unánime de párpados ante
la marcha de quien llegó ya siendo cumplimiento y no promesa. El Rojo,
osado y frustrado, dejó su libro en la mesilla, una vez más, para rescatar a
Pavese, en el último ocaso-kamikaze que lo arrastró consigo.
Se licenció en lengua y literatura española e
hispanoamericana, fue novelista, dibujante, periodista, jefe de redacción,
locutor, investigador, editor y, un devoto cineasta de proyección
internacional... Esta intensidad con la que supo saborear-más que devorar- el
arte, su apasionamiento trepidante pero siempre sacrificado, minucioso, se
hacen aquí carne de verso (su obra para García Sánchez no es más que una
reproducción(...)de su vida). No olvidemos que para él la poesía empieza
en todas partes/ y termina siempre en los papeles.
Así, de entre
los textos que componen este serpenteante mapa de carreteras, asistimos a una
permanente actitud de búsqueda creativa que sin embargo suele respirar en
paralelo al plano de lo cotidiano. Salutación de la poesía, venga amable o
desenvainada; presencia de esa mujer desnuda y en lo oscuro o del poeta
que expira... Éxtasis y caída, todo ello en un verso-rayuela (Julio fue eterna
inspiración), definido por su consciente indefinición, verso-reverso, a un
tiempo, fiesta de la palabra y emoción honda. Este “Big Bang!” literario
(genial poema onomatopéyico)es el enfrentamiento valiente, mítico, a la ira
divina de una lírica ya fósil que innoblemente se mimetiza pero también a las
roturas de alma, banales o terminales que sufre el hombre per se. La distancia que le procura el humor le
permite planear sobre el falaz verso sin fisura, inexistente pero además
rechazado, la poesía es inmersión en mitad del océano. Por eso, disfraza al
lenguaje de elegante sátiro, asume ser en su propia metamorfosis,
hacerse lógico en el caos del absurdo, sin olvidar jamás la tremenda humanidad
que le es inherente.
Esta antología
imprescindible, deshace, hoy, lo que su artífice no pudo: El entierro del
poeta. Por lo demás, Luis R. tenía razón: hay muchos modos de jugar
si uno es cabeza de zanahoria; cruzando las 15 vidas del caminante
o resolviendo si hace falta el último caso del inspector... Siempre que
ese juego sea pura imitación de la vida aunque ésta nunca sea nada
del otro mundo porque sólo así las palabras vuelven con la forma
de las cosas que vendrán. Palabra y vida, tormentas, sí, pero de ideas, eso
fue todo, un clásico prematuro a reivindicar cuando sea oportuno y también
inoportuno... Nogueras, Wichy, El Rojo, como aquel
trovador ficticio de su poema, quemó su vida por los dos cabos;/alumbró más.
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